nuestra vacación

No entiendo Facebook. No entiendo esto abrir la ventana de tu casa para que la gente critique. No entiendo esta necesidad de mostrarle al mundo donde vivo, donde voy de vacaciones, como me visto. ¿No son demasiados datos? ¿Porqué una persona gris atrás de un escritorio hace mercadotecnia con mis fotos de San Clemente del Tuyú en la casita de veraneo de mi tío Obdulio? Que en paz descanse. Y aprovecho para mandarle un sentido pésame a la familia. Ahí no me subo. No juzgo de ninguna manera a quienes lo hacen. Sus razones valederas tendrán. No reniego la manera que tiene la tecnología de modificar nuestras comunicaciones. Incluso mi participación en este blog habla de que no tengo problemas con desnudarme públicamente o a las nuevas tecnologías. Es simplemente con que me da miedo. Yo lo hago siempre con una careta. Rompés la magia. Como el dilema del libro y la película. Uno se imagina al personaje de determinada manera, le pone una cara que después no se concuerda con la del director del filme. Hagarrensé con El Eternauta. O ponerle cara a Isidoro Cañones. Hay que dejar que la gente se imagina a tu abuela, a tu casa, a tu vieja o incluso al pichicho. La señora de los dolors tiene y yo me voy tras un álbum imaginando comidas navideñas y fines de año ajenos. Ahora, lo que no consivo son los poetas anónimos que van dejando grafitis en los muros con frases que tienen que denotar ingenio y creatividad. Esos vendedores ambulantes del ciberespacio ofreciendo su talento. Tiran al montón porque a alguien siempre le dan. Quieren ser las próximas estrellas del mundo blog que le lleven a la tv o incluso a la calle Corrientes. Yo sigo acá. Firme. Hablando de gente que nadie conoce. Haciendo reseñas de discos para los amigos. Comunicándome con quien quiera prestarme unos minutos. No es el campo literario donde quiero explotar. Lo mio es más la gráfica. No soy hombre de letras aunque me hubiese gustado. Lo que me sale se lo debo a mi capacidad de acordarme lo mucho que he leído. Por ahí te envidio un redactor de Rolling Stone. O Rock Star. Pero uno tiene que elegir lo que cree su mejor perfil.