Woods. Como sonarían hoy los fucking 60s. Psicodelia. Un viaje. Uno de esos de colores cálidos. Con subidas y bajadas. De guitarras esquisitas. Si, si, con S. Esquisitas. Estás adentro o no. Vos elegís. Corriendo por un campo y el pasto te llega justo hasta las manos que vos tocás casi orgasmicamente mientras te alejas de la cámara. Todo esto en unos colores bien calidos y a contraluz. Con el sol quemando la pantalla. Muy sixties. Preferentemente de barbas. Quizás los primeros ácidos. Sonido puro. Muy folk. De voz de falcete. De pibes vestidos como si estuvieran viviendo en esa época. Muy Floyd y muy Genesis por momento. Un viernes que pudo ser de otra manera y ustedes eligieron que fuese así. Quemando y en solitario. Un buen disco y como único testigo el blog. Que es como estar un poco más cerca. Es saber que mañana vamos a estar un poco conectados. Quizás sea el próximo. O más puros, como en el video. Tampoco van a ser los Rolling Stones pero At Echo Lake es un excelente disco. Pero 40 años tarde. O 40 adelantado si consideramos a las modas como cíclicas. De panderetas. ¿Hace cuánto que no escuchás claramente unas panderetas en un tema? Voces que se desdoblan. Un poco del los agradecidos Deads y de los aviones Jeffersons. Ojo con el tema Deep que te martillan las cabeza. Peligrosa para headphones, no me hago responsable. Aplusos gitanillos. Silvadores de vientos. No le falta nada. Todos los condimentos magistralemnte administrados. Solo dios sabe nuestros destinos pregonaban unos jóvenes Beach Boys para esas épocas. Su primera meta es convertirse en cd y llegar al auto.
1 comentario:
bien, como simpre beto. metiendo mucho folk. te inmagino comodo en el living escuchando musica por los cuatro costados. mientras tanto yo pico las paredes de la cocina. ya llegara la relajacion.
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