pulpo y turbio

El día tranquilo. Mucho mar y arena. Piletita un poco. Pero a la noche Barcelona. No tan de noche porque llegamos a las 20 hs. y todavía el sol rajaba la tierra. Todos en la playa, jugando un poquito con la pelotita. Alvarez las Nórdicas. Y parece vacaciones, pero no, todos están ahí después de haber cumplido con la sociedad. Parece mentira, pero volví a darme cuenta porqué una vez dije que viviría en Barcelona. Que suerte tienen y que poca conciencia toman. La dupla de Lomas se sumó más tarde para acompañarnos en una caminata a pura luces y humo denso por las calles del Gótico y el Raval. Cuanta gente rara, cuanto freaks, cuanta bohemia, cunato arte diceminado por las calles. Si no es con diseño no vale. Cortamos el casco antiguo por la mitad. Ferrán, Plaza Real y la Rambla. Después menos giri. Por las calles de Kentucky donde solo nuestro amigo el gato montaba guardia esperando las historias. Pasamos por donde he comprado la heladera y el lavarropas. Y llegamos a destino. El Mesón de David. Una locura. La triple B. Bueno, Bonito y Barato. Pulpo da Feira, Chipirones, Tortilla, Lechazo y un Lenguado plancha. Lo bajamos con Turbio. 3 neumáticos Michelin en la guía de Alvarez. Después la vuelta. Con más humo y más perdidos. Las luces, las calles angostas, el aroma a saber que ahí pasan cosas raras. La gente se reune en misa para celebrar la amistad y esto no tiene nada que ver con que sea viernes. No hay día para celebrar tamaño festejo. Parada táctica enfrente del puerto. Al auto y la vuelta, con la promesa tacita de que volveremos a vernos las caras.